jueves, 23 de abril de 2015

Tener un millón de amigos

Las redes sociales se han ido popularizando cada vez más en los últimos años. Desde los blogs hasta el Facebook, las redes sociales han sido un catalizador de debates llenos de controversia, reafirmando su fuerza en nuestra sociedad y diversificándose a puntos lejanos de una predictibilidad compatible con su ritmo de crecimiento.

La Aldea Global y la Brecha Digital 

Desde que McLuhan nos habló de la aldea global el mundo se vio fascinado por las tecnologías de los medios de comunicación y los teóricos comenzaron a prestarles más atención conscientes de los cambios que parecían provocar en las culturas. En la aldea global, según McLuhan, la gente podía estar tan informada de personas al otro lado del mundo que la sensación de cercanía era constante y la distancia en sí, poco percibida. No obstante, con la llegada de la globalización y las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC), este concepto se vio alterado de tal modo, que una aldea “global” pasó a formar parte de una fantasía cercana a la utopía de Tomás Moro. 

Estoy refiriéndome a la brecha digital, una parte innegable e inseparable de la globalización. 


Pongámoslo en palabras sencillas: Imagina al mundo como esta aldea global, todos conectados con todos. Ahora, con la llegada del Internet, medio con el cuál esta conectividad es posible: ¿Acaso todas las personas que conoces tienen libre e ilimitado acceso al Internet? Agrupa a aquellos que no tienen siquiera computadoras, que apenas pueden permitirse ir a un Internet una vez por semana. Esas personas estarían conformando lo que llamaríamos una brecha de comunicación, porque al ser su conectividad con el mundo prácticamente nula, la aldea global se corrompe y comienza a albergar puntos olvidados por el resto. Por este motivo, la globalización se ve también corrompida –por decirlo así- por la brecha digital. 

Ante la crisis ocasionada por la brecha digital, vemos el fenómeno de la globalización altamente desequilibrado, cuyo crecimiento y expansión seguirá incrementándose en igual proporción la brecha digital.

Nube digital

Otro fenómeno que comienza a presentarse en nuestro entorno es el concepto de la nube digital. Básicamente sería una nube sobre nosotros a la que todos podríamos conectarnos desde cualquier punto, como un wifi ilimitado de libre acceso. Con la llegada del 3G y la reciente aparición del 4G tenemos algo parecido con los teléfonos celulares. 

¿Por qué comienzo hablando de estos términos? Porque lo que pretendo abordar en este artículo es el uso que le damos a las NTIC, sobre todo los jóvenes que son los principales protagonistas del Internet. Desde los celulares o los productos Apple ya tenemos acceso diario al Internet, razón por el que las redes sociales se han ido popularizando tanto.Si no me equivoco, creo que la blogósfera fue la primera red social que llegó a expandirse de manera significativa entre los jóvenes. El hecho de poder subir información, imágenes y tus propias ideas a un espacio tuyo por excelencia, se volvió tan atractivo que la moda comenzó a ser tener tu propio blog. Sitios como Blogspot, LiveJournal, Netlog, Myspace, Wordpress eran muy utilizados y frecuentados. Pero con el tiempo, este atractivo disminuyó con la llegada de otro tipo de red social como el Twitter o el Facebook, cuya característica era la espontaneidad y la inmediatez de información, imágenes o cualquier complemento que quisieras compartir. A través de estas redes tú podías escribir cómo estabas en dos líneas y llegar a muchas más personas por la “cadenabilidad” que hay en este tipo de redes. En mi opinión es el Facebook el que más se ha posesionado en cuanto a redes sociales se refiere, ya sea por la incorporación de características de los blogs y el Twitter y la originalidad del botón “me gusta” en cualquier notificación.

Con las redes sociales la proximidad de los aldeanos se hace más posible y de hecho, evidente, si dejamos de lado la brecha digital –vilmente-. Pero ¿qué nos ocurre ante la llegada de estas redes? Dado que el Facebook es una de las redes sociales con más impacto en nuestro país, me serviré de él para fijar mi punto de vista.

FACEBOOK

Cada generación tiene algunas características similares de acuerdo a su contexto sociopolítico. Antes de la Generación X la diversificación no era tanta como es ahora. Los sueños de todo joven eran ser profesionales exitosos, viajar a lugares exóticos, convertirse en estrellas de la farándula o directamente ser famosos por cualquier cosa. Me atrevo a pensar que la aspiración de ahora es tener muchos amigos en el facebook, que la fama ahora viene a traducirse en tu perfil y en la cantidad de gente pendiente de lo que haces. Tu propio espacio convertido en tu escenario personal. Desde luego, esto no ocurre con todos los jóvenes, la diversificación es demasiada como para que todos se muestren siquiera interesados por las NTIC. Aún así, me inclino a suponer que al menos una parte de los usuarios de estas redes sociales tienen esta idea durante la construcción de su perfil cibernético.

Al momento de crear tu cuenta te fijas en detalles que van desde tu correo electrónico hasta tu creencia religiosa. Todo de ti puede ser introducido en el Internet, y ahora que estoy refiriéndome al Facebook, fácilmente toda tu vida puede estar en el Internet. Y la cosa va más allá, porque aparte de poder usar tu Facebook como un diario cibernético, puedes crearte más de una cuenta y adquirir diversas identidades. Como toda tecnología con la capacidad de almacenar información y transmitirla alrededor del mundo, tiene sus pros y sus contras, y la controversia que despiertan en airados debates no hace más que acrecentarse.

Es verdad que la comunicación es mucho más viable a través de estos medios, y que el Facebook ahora es utilizado también como una herramienta profesional. En varios países como en Argentina las empresas suelen visitar las páginas de sus empleados a modo de conocerlos más y vigilar –por decirlo así- sus actividades sociales. Si por motivo recreacional se te ocurriera reportarte como enfermo y alguien te etiqueta en una foto netamente vacacional, puedes correr el riesgo de ser despedido. 

E incluso, fuera del ámbito profesional, el Facebook ya es una herramienta de espío masivo. No sólo son tus amigos quienes sabrán lo que haces o lo que piensas, varias parejas posesivas podrán utilizarlo en tu contra, así como el tener de amigos a tus padres representa un riesgo casi tabú para los jóvenes. Ahora con configuraciones de privacidad y la solicitud de amistad esta información se ve medio protegida ante extraños potencialmente peligrosos, pero del mismo modo, bastaría que un secuestrador, por ejemplo, se cree un perfil falso y te envíe una solicitud con una foto cualquiera a la que tú seguramente aceptarás y le darás libre acceso a tu rutina diaria. 

Personalmente no veo un propósito justificable para compartir todos tus pensamientos y acciones en la red. Si quieres un diario cibernético mejor no lo compartas con nadie. Porque de verdad, al hacerlo y adquirir comentarios y “me gusta” en tus publicaciones comienza a funcionar como un manera de alimentar el ego y otra vez, alcanzar cierta fama que ahora parece factible para todo el mundo. Porque en tu Facebook tú eres el centro, tú eres el director, el productor, y el artista estrella. Y es debido a esas “distracciones” que muchas veces olvidamos otras de las funcionalidades de estos medios. En lugar de acercarnos a realidades de otros países y otras culturas, nos encerramos en otro mundo, en la realidad virtual, y hacemos que la brecha digital sea todavía más notoria, que la información sufra todo tipo de distorsiones antes de estar cerca a una veracidad real y que perdamos todo sentido de profundización al estar inmersos en dos tipos de realidades al mismo tiempo.

Desde luego, podría estar terriblemente equivocada al hacer este tipo de afirmaciones. La verdad no puede ser absoluta nunca. Pero es que noto una necesidad latente en el Facebook de ser leídos, de obtener “me gusta”. Y puede que no sea solamente la sensación de ser famoso e importante, tal vez tenga que ver más con la necesidad de pertenecer a un grupo, de encontrar personas con tu misma forma de pensar. La lucha simbólica de poder también está presente en la realidad virtual. Luchas por hacerte comprender y por imponerte ante los demás. Todo lo que subas a tu perfil será tu capital simbólico, y uno aprender a manejar esa inversión muy cuidadosamente, en especial los que pretenden ser líderes de opinión.

En Cochabamba somos conservadores tradicionalistas, la gran mayoría contenida en una brecha digital. Las redes sociales se tornan entonces también una fuente de desahogo, de liberación social. Porque son pocos los adultos que están dispuestos a inmiscuirse en estas redes, que prefieren seguir como siempre estuvieron e ignorar uno de los fenómenos más intensos en la juventud actual. Así que no estoy subestimando el poder de este tipo de herramientas, sino criticando la banalización de los usos que una mayoría le da a estos medios. En lugar de comprometernos con el Facebook como un universo nuestro, deberíamos verlo como un escenario mundial con capacidad de expresividad todavía pura. 

No busquemos tener un millón de amigos pendientes de nosotros. No hagamos de nuestras vidas una farándula llena de seguidores con una precepción diferente de lo personal-íntimo. Sólo espero que la evolución de las redes sociales no permute en algo peor que la banalización de la información y la concurrente voluntaria invasión a la privacidad que ahora es aparentemente positiva para los jóvenes. Conforme nos acercamos a la realización de la nube digital, la brecha se hace más presente y la aldea global estará cada vez más lejos de convertirse en una utopía. Si bien podremos ser recordados para siempre a través de las redes sociales, hagamos que esos recuerdos vayan más lejos de chismes y estados poco trascendentales. Que el mundo no seamos nosotros, conectémonos con él.

Extracción de datos:


· Facebook (www.facebook.com)

· Instituto Nacional de Estadística (INE) En http://www.ine.gob.bo/indice/indicadores.aspx (17/06/12)

*Esta investigación fue realizada por Ana Triveño G. para la materia "Periodismo especializado" de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo" (Cochabamba, Bolivia).




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