viernes, 17 de julio de 2020

¿Y el botón de reinicio?

Luego de casi cinco meses en cuarentena, uno llega a cuestionarse ciertos aspectos de su vida y las consecuencias del tiempo inmisericorde. Imagino que no soy la única que desea que este año se reinicie, o al menos que no cuente. Es como un stand-by de tu vida, sin poder viajar, conocer gente nueva o siquiera salir de tu casa con libertad. 2020, ¿ya tuviste suficiente?

Seguramente, a estas alturas, muchos ya tienen su rutina de cuarentena. En mi caso, disfruto dormir hasta tarde (cuando el trabajo me lo permite), cocinar a destiempo o cuando tengo hambre, desverlarme, reír con ganas durante llamadas con amigos, ver series y películas que tenía pendiente y claro, procurar mantener mis redes sociales activas, cosa que no he logrado. Sí, hay veces que hago ejercicios, que aprendo a cocinar algo nuevo, que decido leer un nuevo libro o escuchar una nueva playlist; no obstante la soledad y el silencio muchas veces colaboran a un estado de mayor introspección.


Este año se supone iba a ser mi año de cambios, de superación personal, de salir de zona de confort y experimentar cosas nuevas. El Covid-19 llegó en un momento decisivo, pues tal vez no estaba lista para hacer esas cosas o quizás necesitaba calmarme un poco antes de alocarme. Por algo pasan las cosas, no vale la pena pensar en el hubiera. 

He llegado a preguntarme qué hace falta para ser una mejor persona. No me refiero únicamente a ser amable y dar la otra mejilla, sino a ser la mejor versión de mí misma. He atravesado una etapa muy delicada justo antes de la pandemia, por lo que una autoexaminación nunca está de más.

Una frase que se me quedó muy clavada es "Mantener el cuerpo y la mente en equilibrio" como un ideal de salud. Ciertamente he fallado en ello, pues tengo problemas de sobrepeso desde hace varios años. ¿O tal vez eso quiere decir que no tengo una buena estima? También. Parte del proceso de sobrellevar un ruptura amorosa es entender el papel que ejercimos en la misma. Esto me hace recuerdo al miedo constante que tengo y me impide acercarme del todo a las personas: ¿soy suficiente? Porque tener ese tipo de inseguridad frena mucho la confianza en uno mismo y en los demás.

Algo que se me hecho bastante confuso es justamente esa lucha entre abrirse o no. Por un lado, me he sentido engañada de muchas maneras al momento de terminar mi relación anterior. Esto me impide creer plenamente en otras personas y confiar en ellas, hasta cierto punto, porque luego de constantes conversaciones con amigos me he dado cuenta que sí, es posible entrar en confianza con alguien nuevamente. Por otro lado, ¿eso me hace una mala persona? No sé precisamente cuánto debería esperar uno al salir de una relación para siquiera considerar la posibilidad de adentrarse en otra. Creo que el tiempo varía de acuerdo a la persona y a la relación en sí. Si bien no tengo intenciones de iniciar una relación, ¿que me guste otra persona me hace más fría o insensible? ¿Le estoy faltando al respeto a mi relación previa? Una parte de mí teme que sí, que en realidad lo estoy superando mejor de lo que esperaba y eso me hace sentir menos sensible. Otra parte mía se siente orgullosa de lo fuerte que puedo llegar a ser, pero es una parte que tiende a opacarse con facilidad, y transforma ese orgullo en egoísmo. ¿Soy tan egoísta acaso? 

Una certeza que me ha estado pesando más de lo que creería es mi edad. En unos meses más ya cumplo años, estaré a un paso de los 30 y eso me tiene aterrada. ¡Mi juventud se ha ido! Muchos afirman que los 30 en realidad son los mejores, pero no lo sé. La gente ya anda en otra, con otro tipo de problemas y preocupaciones. Si bien uno va adquiriendo responsabilidades a medida que va creciendo, es difícil dejar atrás aquello en lo que tanto se ha refugiado.

Yo creía que me vida estaba resuelta a mis 24: un trabajo estable, un esposo, una pasión. Para mí estaba hecha, no hacía falta nada más. Era feliz. Sin embargo, la vida es impredecible. Tengo un trabajo estable ahora, a mis 28, pero me he quedado sin esposo y con una pasión que me está costando reavivar. 

Ahora toca recibir los 29 en casita, sola, sin haber cumplido los tags que tenía pendientes para este año y con un montón de proyectos todavía por delante. No queda otra más que ver el lado bueno de la cuarentena, procuraré cambiar mi rutina y trabajaré en el equilibrio entre cuerpo y mente que tanto me hace falta. De todas maneras, si existiera un botón de reinicio de este año, me encantaría saber su ubicación. Exijo un reboot del 2020, ¿y ustedes?

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