miércoles, 28 de marzo de 2012

Sociedad del transporte público

http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0620/noticias.php?id=14669
Algo que me llama particularmente la atención todos los días, es cuando subo al minibús en el que siempre voy a la universidad, y me encuentro con una pequeña sociedad formada por los que viajan conmigo. Es como un acuerdo tácito que se ejerce de inmediato. Subes al minibús con cierta actitud, puede que haya asientos, puede que no, pero estás en la presencia de todos, a la vista de todos, y sólo son sus miradas las que se comunican contigo.


Hay varios tipos de sociedades de transporte, desde luego. Está la democrática, en la que la gente tiene su propia organización. Organización de pueblo. Desde acomodarte en el asiento que quieras y permitir a los otros sentarse donde quieren, hasta ceder el asiento a alguien más por voluntad propia o por las miradas de reprobación del resto que te obliga a hacerlo. Lo mismo con apretujarse para darle espacio a alguien más, no eres sólo tú el que sufre el viaje incómodo, también lo hacen los demás apretujados, así como la persona que apenas logró sentarse. Hay solidaridad considerable, pues aquí uno puede preguntar sin miedo dónde está tal calle, o si el transporte en cuestión pasa cerca de. Incluso si la persona a la que ha elegido preguntar no sabe o no está segura, alguien más responderá con certeza, pues en un trasporte público, recalco nuevamente, todos estamos expuestos. El conductor, en este caso, está en harmonía con la gente, les cobra sin gritar, la gente no le miente ni intenta irse sin pagar su pasaje. El conductor suele conversar con la gente. Preguntas de ¿van a bajar? lanzadas al aire al no escuchar bien al pasajero, y todos (o al menos uno más aparte del que se va a bajar) respondiéndole que sí.

También tenemos la hegemónica,  en la que el conductor malhumorado se impone sobre todos, grita a los pasajeros, hace paradas bruscas o para mucho después de lo indicado. Ya sea por cuestiones de tiempo en su tiqueador, o por algún asunto de su vida privada, este conductor está predispuesto a pasarla enojado con todos. Normalmente se desquitan con los estudiantes, a mi modo de ver. Si está apurado no se detiene para recogerlos, o les exige el carnet ansioso por cobrarles más. No pueden hacerlo con gente adulta, pues ya es otra cosa. Cierta vez fui testigo de la discusión airada entre el conductor adulto joven y uno de la tercera edad por el cambio que le había dado. Para el mayor el pasaje seguía siendo 1.50, mientras que el conductor ya manejaba el acordado incremento de 1.70. Se armó tal despelote que temí que se pusieran a pelear o que el anciano sufriera un ataque cardíaco. Esta hegemonía no suele ser muy duradera, pues la fuerza del pueblo inmediatamente defiende al agredido y ya saben lo que dicen, la unión hace la fuerza.

Y bueno, son dos tipos de sociedades que he mencionado de ejemplo, claro que toda concepción política tiene sus fallas y anomalías, de modo que no son modelos estrictamente cerrados. El recorrido que hagas, las circunstancias que hayan, definen qué tipo de sociedad será. Si es época de lluvias fuertes y debes bajarte en algún lugar sin refugio, no falta la persona que se compadecerá de ti y te dará algún consejo o hará algún comentario de preocupación. Si es época de calor, alguien abrirá la ventana que no alcanzas, o al contrario, si hace frío, la cerrará. Por el otro lado, hay gente que te bloqueará el paso a los asientos del fondo, o que tratará de imponerse, como los que obligan a que escuches su música al ponerla con volumen alto en su celular.

Entonces, ¿deberíamos preguntarnos cuál es nuestro papel durante nuestro viaje en micro, minibús o taxi trufi? O quizás no es lo suficientemente importante para nosotros. Pero, nuevamente, ¿acaso nuestro papel fundamental en nuestra sociedad en general no deriva de estos pequeños roles que ejercemos cada día en nuestros espacios sociales regulares?
¿Cómo actúas cuando te subes a un transporte público? ¿Cedes tu asiento a los necesitados? ¿Influyes con tu buen humor, con tu mal humor? Si te sientas junto a la puerta, ¿le abres a los que están bajando? ¿Conversas con desconocidos? Si ves algún robo, ¿se lo anuncias al despistado? Si el conductor no hace caso del pasaje universitario, ¿le pagas la diferencia o reclamas tu derecho como tal? Si quiere hacer un desvío de su ruta para ganar tiempo, ¿lo permites, lo autorizas?

Algo más en qué pensar.

3 comentarios:

Daz dijo...

Muy interesante analisis, me encantan los articulos que analizan el diario vivir y le dan sentido a nuestro actuar comun

AthanShadow dijo...

Hoy mismo reflexionaba sobre esto. El comportamiento de la gente en los transportes públicos.

También yo, al ser universitario y tener que agarrar varios camiones o "buses" ya que mi universidad se encuentra algo retirada de mi pueblo.

A veces el comportamiento no puede ser más egoísta, cómo el de una señora gorda que me pidió una vez el asiento por el simple hecho de ser mujer. Joder, venía de proyectos, algo desvelado y tuve que decirle que estaba cansado, ya que el viaje es de poco más de 2 horas.

Desde luego, hubo numerosas miradas de desaprobación e inmediatamente alguien le hizo un campo, según ellos "dándome una lección".

En otra ocasión otra señora exclamó: "parece que no hay hombres" al no levantarse nadie ofreciendole. Un tipo que estaba hasta el fondo le gritó: "Hombres si hay, lo que no hay son asientos", y las risas no se pudieron contener.

Por otro lado, en un camión rápido que pasa por la uni, un tipo depositó una cantidad insuficiente en la máquina, e inmediato el chofer se lo reclamó. El tipo le suplicó que se la dejara pasar, ya que era menos de 1 peso lo que le faltaba.

El caso es que estuvieron asi poco más de 3 minutos, hasta que un compañero universitario se levantó y depositó la cantidad para 2 o 3 pasajes, al mismo tiepo que gritó tremendas groserías en la cara del conductor, quién avergonzado y con el enojo evidente en su rostro accedió a hacer lo que se le pidió de una manera algo antisonante. Las burlas hacia el camionero fueron unánimes, pude sentir su coraje y su impotencia, de tener que cumplir su trabajo en esas condiciones, pero por otro lado, se lo merecía.

Ana Triveño Gutiérrez dijo...

Hay todo tipo de sociedades en un bus, y sip, creo que los papeles sociales muchas veces se reproducen en estos pequeños espacios. Lo que te pasó AthanShadow, por ejemplo, refleja en parte el estigma que sufren los jóvenes. Ellos ya están sujetos a un modelo fijo que si no cumplen, son considerados "incorrectos".

Otra cosa que noté es el patriotismo que surge por el transporte, jaja. Justo mi hermana y su esposo tuvieron un percance, un minibús les chocó en la parte lateral de atrás, e inmediatamente los pasajeros dijeron que no fue culpa del conductor, que fue mi cuñado quien les había chocado. El apoyo incondicional al chofer en este tipo de casos suele ser sorprendente. Porque ya no es sólo un transporte, es tú transporte.

Cosas que pasan...

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