miércoles, 7 de marzo de 2018

¿Por qué leer?

Cierta ocasión, durante una entrevista que me hacía una radio local, se me pidió que explicara brevemente por qué es bueno que la gente lea. Una petición compleja, en la que me detuve apenas un instante antes de contestar: “Para abrir la mente y entender que no todo ocurre solo desde un punto de vista”. Ahora me permitiré explicar mejor aquella respuesta.
Usando la expresión de Julio Ortega en su conferencia Don Quijote, hijo de la imprenta y padre del Humanismo moderno, nací en un lenguaje rico, jovial y sencillo. Desde que recuerdo, siempre me rodearon las letras y, para fortuna mía, personas que disfrutaban de éstas. No es lo mismo que te digan “hay que leer” que ver a alguien en quien confías leyendo. Ese tipo de lenguaje también influyó en mí y despertó desde temprana edad las ansias por saber qué tanto leía la gente. Fui afortunada, ya que en mi ciudad, Cochabamba, la gente no suele leer por gusto, en su mayoría.
Otro factor que creo es importante al momento de recordar las razones de mi apego a la lectura, es el idioma. El español me gusta muchísimo. Creo que si hubiera nacido en un país donde se hablara principalmente el inglés, no hubiera sido lo mismo. Así como Ortega mencionó en la misma conferencia, un libro traducido del inglés abarca muchas más páginas en español, y creo que la razón es porque tenemos tantas palabras y maneras de poder expresarnos que a veces las hojas simplemente no alcanzan. No es lo mismo decir algo en inglés, directo y conciso como su propia cultura es, que mencionarlo en español, siendo la gente hispanoamericana más extrovertida y cálida que la inglesa o norteamericana. Ahora, si me preguntan si hubiera sido igual con el francés o el japonés, no estaría tan segura ya que esos idiomas continúan sorprendiéndome hasta hoy.
Así como a ciertas personas nos gusta ver una película en su idioma original y no es lo mismo verla doblada a nuestro idioma local, de igual modo creo que para encontrar el gusto por la lectura es necesario leer obras que hayan sido escritas en nuestro idioma natal. Es más probable que te embelese así y que encuentres por fin tu propio motivo para leer.
No obstante, esto no es una limitante. Leer libros del extranjero, aunque traducidos, permite que conozcas muchas cosas más. Desde diferentes costumbres hasta ideas casi contrarias a las nuestras, lo que me lleva a mi primer enunciado: Leer abre la mente.
Creo que todos deberían leer, aunque no sean libros precisamente educativos, tienen mucho que decir. El terror, por ejemplo, muestra una forma única de concebir el peligro, de valorar lo realmente importante de la vida y entender, al mismo tiempo, su fragilidad. Y pensar que suele ser tan incomprendido como su género cinematográfico.
Uno puede estar atravesando una crisis de identidad, que de alguna manera logra sobrellevar luego de leer alguna obra de superación personal o de búsqueda del verdadero yo, que hay muchas y en realidad, lo son todas. Leer un libro de guerra  hace valorar la paz en la que vivimos y que la crisis que padecemos puede no ser lo peor que nos podría pasar. De igual modo, un libro de romance nos hará recuperar la esperanza por encontrar el verdadero amor, o por el contrario, liberarnos de aquella relación tóxica de la que ni siquiera nos habíamos percatado. Los libros son mundos que varían de nuestra realidad, y que al leerlos, nos transportan a su interior armados únicamente con la identidad del protagonista. Abrir la mente significa eso, entender que nuestro mundo no es solamente el que vivimos día a día, sino es también el que rodea a los demás y que podría cambiar en cualquier momento sin el menor aviso. Saber que nuestros problemas no son solo nuestros y que de hecho, ni siquiera son tan graves, reconforta el alma.
Esto me lleva a mi otro enunciado, que es el cambio de perspectiva. Entender que no eres el único en el planeta y que otras personas también cargan con problemas y deseos similares a los tuyos significa encontrar compañía aunque el autor provenga del otro lado del planeta. Generalmente una historia se aborda desde el punto de vista del héroe y su odisea para salvar el mundo o algo por el estilo, pero ¿qué hay del villano? ¿Y del asistente fiel que se sacrifica con tal que el héroe alcance su objetivo? ¿O de la chica que entregó su corazón y al final se vio relegada a un segundo plano en las prioridades de su hombre? Leer puede expandir un poco los estereotipos que tenemos y hacernos reflexionar que no todo es siempre lo que parece. Que estos papeles tan marcados no siempre lo son, y que a veces nos toca desempeñar un papel secundario en la “ficción real” de alguien más, como dice Jorge Volpi en su obra Leer la mente. Creo que esto ayudaría a abandonar un poco el egocentrismo y percibir el mundo como una comunidad de diversos individuos en lugar de pensar solamente en uno mismo.
Claro que también hay más motivos del por qué leer. Por ejemplo, la liberación de tus frustraciones al hacer realidad los deseos imposibles. Esa aspiración de tenerlo absolutamente todo o la necesidad de vivir otra vida lejana a tu propia cotidianidad, ideas sobre las que Mario Vargas Llosa reflexionó en su obra La verdad de las mentiras y a las cuales apoyo fervientemente en su gran mayoría. Así como la música relaja, la lectura también tiende a ser terapéutica.
Finalmente, leer nos da más cultura. Nos informa, nos motiva, nos conmueve. Pienso que una pregunta más interesante sería ¿por qué no leer? ¿Por qué conformarse con el mundo en el que vivimos día a día? ¿Por qué no conectarse con mentes de otros tiempos y lugares a los nuestros? ¿Por qué no descubrir que el mundo no es tan grande como parece, pero que nuestra imaginación colectiva es simplemente infinita?
Hay tanto que me gustaría agregar, pero creo que los motivos principales, los que mencioné en aquella entrevista, dan a entender el panorama general del por qué se debería leer, en mi humilde opinión.
Para concluir, me gustaría citar una frase de Italo Calvino: “Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo”, que para mí describe muy bien lo que es la lectura, una vez que has descubierto la pasión por la misma.
Bibliografía
CALVINO, Italo. Por qué leer a los clásicos. Biblioteca Calvino Ediciones Siruela.
ORTEGA, Julio. Don Quijote, hijo de la imprenta y padre del Humanismo moderno. Cátedra Alfonso Reyes, 2016. Videoconferencia disponible en https://www.youtube.com/watch?v=A-4HE7xqkWI (20/11/17)
VARGAS LLOSA, Mario. La verdad de las mentiras. Alfaguara.
VOLPI, Jorge. Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción. Madrid. Alfaguara, 2011.

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