Portada: Los colores llamativos le dan cierta inocencia a la
niña, es una mezcla muy tierna. A la vez, la niña con esos enormes lentes te
hacen sentir curiosidad.
Primera impresión: Hermoso. Lleno de contenido filosófico y
una realidad peculiar desde la visión de una niña.
Temática inicial: Una niña superdotada de 12 años que piensa
suicidarse y una portera que le gusta leer libros filosóficos a escondidas.
Interesante.
Personajes en general: Profundos.
Estilo narrativo: Ágil, terminología filosófica.
Impresión final: Una obra cautivadora, intensa y hermosa.
Deben
saber que este libro fue de los pocos que llegaron a enamorarme, por decirlo
así. Les pido que lean este post antes de seguir, para entender cómo llegó a
mis manos y cómo me sentí apenas leer los primeros capítulos.
Ahora
lo he terminado. Me he tardado medio año para hacerlo, debido a falta de
tiempo. Uno diría que durante ese tiempo el encanto se perdería. Pues bien, no
tuve que hacer más que seguirlo leyendo para sentirme nuevamente fascinada por
su contenido.
No
es una lectura ligera, para nada. Hay que conocer conceptos, teorías y muchos
autores de filosofía y de cultura japonesa para entender varias de las ideas
que manejan los personajes. Al principio me costaba asimilarlas, pero luego, a
medida que iba recordando estos conceptos, se me hizo más fácil. Si no te gusta
la filosofía, o por lo menos el existencialismo, no creo que te resulte tan
fascinante como a mí.
Pero
bueno, la historia desde el principio te llama la atención. Hice la prueba, les
he leído o les hice leer el primer capítulo donde aparece la niña protagonista,
Paloma Josse. A todos les picó la curiosidad, y aunque sé que no todos lo
leerían, estarían muy interesados en saber cómo termina.
Los
personajes son geniales. La niña superdotada que, al encontrarle sentido al
mundo, decide suicidarse antes que formar parte de lo que llamaría la vida
postmoderna mandataria. ¡Qué grave! Las ideas de esta niña son de lo más
interesantes. Comencé el libro deseosa de saber todo de ella.
No
obstante, no terminé tanto así. Aunque al principio no le daba tanta
importancia como a la niña, a medida que seguía leyendo terminó importándome
incluso un poquito más. Me refiero a la portera, Renée Michel, de 54 años.
Esmerada en mostrar y hasta presumir a todos su estereotipo de portera, cuando
en realidad, es una apasionada de la filosofía, la literatura rusa y las
películas japonesas. Leerla es muy
entretenido pues se nota cierto sentido del humor en medio de sus razonamientos
extremadamente lúcidos.
Es más,
me parece que medio libro se trata solo de eso, de conocer las ideas de ambas.
A partir de la mitad recién comienza lo que podríamos llamar el desarrollo de
la historia. Para entonces, es difícil dejar de leer los interesantes
pensamientos y ambas y dedicarnos a seguir sus acciones. Pero no malentiendan,
todo el libro en sí es muy fascinante. Sí, fascinante.
Mi
única objeción sería lo abrupto que es su desenlace. La obra concluye casi sin
que te des cuenta, dejándote con ganas de más. Incluso con eso, no deja de
encantarme y francamente, admito seguir enamorada de este libro. Cierta vez uno
de mis docentes me dijo, al saber que había leído los primeros capítulos como
tres o cuatro veces, que estaba en la parte más hermosa de un libro: El momento
en el que promete todo. La verdad temí que si seguía, terminaría
decepcionándome en algún punto. Como ven, fue todo lo contrario.
No
puedo esperar para volver a leerlo. De no tener una lista de espera tan larga,
lo haría ya mismo. Así que adelante, se los recomiendo mucho. Como suelo hacer,
felicito a Muriel Barbery por tan linda obra. Lo hago desde el corazón, porque
me llegó bastante y consiguió despertar en mí una nueva perspectiva de la
literatura, una que mezcla la historia con teoría de una manera tan cautivadora,
tan diferente a otras, como El mundo de
Sofía, por ejemplo.
Agradezco
la llamada del libro. Estaré atenta como nunca a más llamadas como ésas.
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