Es increíble cuánto el universo
conspira para mantenernos con vida. No dejan de sorprenderme esos pequeños
detalles, ínfimas acciones que de pronto adquieren un peso equivalente a… todo
aquello que necesitabas.
Como si en medio de alguna
tormenta, algún extravío o soledad perpleja, algo o alguien se ocupara de
hacerte llegar mensajes que sólo para ti, se traducen en fortaleza. Y justo,
¡justo! …cuando más hace falta…
Sin especificar demasiado ni dar
detalles, es hermoso comprobar cómo no estamos solos. No importa si eres de
alguna religión o si no, o si eres creyente “a tu manera”. Confirmo plenamente
que siempre llega algo que nos salva cuando estamos por caer. Sólo es cuestión
de resistir hasta que llegue y de saber verlo.
Es una sensación similar a la que
sientes cuando todo de pronto cobra sentido tras una oleada de incertidumbre, o
adviertes que ya olvidaste la herida que te dolía lágrimas. Son hechos tan
insignificantes que, en medio de su pequeñez, tienen un peso…
Recordando mis tiempos difíciles,
jeje, cuando atravesaba la pubertad, recuerdo que una de esas señales fue una
sonrisa. Una que venía de alguien cuyo nombre ni me acuerdo, cuyo rostro no
visualizo del todo, y ni siquiera recuerdo físicamente esa sonrisa. Ah, mas no
es eso lo que hay que recordar, en mi opinión. Lo importante de ese hecho para
mí fue lo que significó, quiero decir, lo que esa sonrisa me hizo.
No la recuerdo, repito, pero
tengo la certeza de lo mucho que significó entonces y por eso, sé que debo buscarlas
y obtenerlas para volver a experimentar esa sensación. Es por eso que me gusta
hacer reír a la gente (aunque no lo crean, tengo sentido del humor. Un poco
raro a veces, algo sarcástico tal vez, o muy acorde a contextos especiales.
Pero lo tengo).
Así que, vamos, sonríe un poco.
Estoy imaginándote con una sonrisa en estos momentos. ¿A que se siente bien?
Recuerdo también que recibí
algunos comentarios similares con respecto a mis libros. Hasta recibí una
llamada de alguien llorando, agradeciéndome. No tengo idea de quién es, ni me
dio tiempo a decir nada, pero si estás leyendo esto, te lo agradezco también.
Como sea, me gusta lanzar pequeños
mensajes así, porque sé que por muy tontos o idealistas que sean, le hacen el
día a alguien. Son sus pequeñas señales que de pronto les disipa la oscuridad.
Mi sugerencia es que todos lo hagan.
¿Quién sabe? Podrías estar
salvando una vida. Un hecho cotidiano cuando más hace falta.
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