miércoles, 18 de julio de 2012

Book review: El Laberinto del pecado (Víctor Montoya)


Portada: Un embarazo, fuertes vientos en dirección opuesta a la vista de la pareja. Adversidad.
Primera impresión: Vivencias de un adolescente en Potosí
Temática inicial: Romances de un adolescente
Personajes en general: Sencillos en su forma de ser, adecuadamente arraigados a su entorno
Estilo narrativo: Metafóricamente descriptivo, utiliza varias palabras nativas permitiendo una contextualización mejor de la obra
Impresión final: Intensidad de la vida en un lugar pequeño, con un futuro básicamente obligatorio


Al principio creí que trataría de un romance juvenil, de cómo un chico se iniciaba en la vida sexual y se enamoraba por primera vez. En efecto, vemos varios momentos en los que se demuestra cómo es el entorno adolescente en el pueblito que Potosí en ese entonces. Debo decir que la historia dio cierto vuelco inesperado y que, impactantemente, dejó al descubierto una realidad que todavía persiste de muchas maneras en nuestra sociedad, y en muchas otras. Además, hace referencia al tema de la minería en Potosí de una manera que no creo que sea la más habitual de abordar.

La historia es breve, contiene sólo lo necesario. Algo que sugeriría cambiar, es lo abrupto del cambio entre tiempos. Entiendo lo dramático y lo impactante que hay al poner en evidencia la consecuencia esencial del tiempo, no obstante, si bien eso funciona prácticamente a la perfección en una parte, hacerlo en otras que no se ajustan por completo a ese nivel, no me parece conveniente. Pero bueno, tampoco es que detalles así rebajen en algo la obra.

En cuanto al estilo narrativo. Es ágil, sin –por decirlo así– censurarse de ninguna forma. Es descriptivo hasta en escenas de sexo, pero sin llegar a la perversión. Utiliza varios vocablos propios de ese sitio, lo que le otorga más credibilidad al relato. Se nota que el autor vivió allí.

Sobre los personajes, en definitiva se ajustan al entorno fabricado para ellos. Estando inmersos en un estilo de vida marcado y básicamente obligatorio, su naturaleza interna se refleja y se complementa con la externa. El protagonista, Manuel Ventura, no es un personaje típico, en todo caso no es uno que se tomaría como principal en otro tipo de obras. Candelaria, tan encantadora y firme, representa todo un orgullo que me resulta motivador. Clarice, el Gallo, etc., hay varios personajes para ser una obra breve, pero todos tienen un determinado papel, y eso me gusta mucho. Ninguno está idealizado, y aún cuando unos se ven más “correctos” que otros, el espacio que tienen es equilibrado. Y lo más divertido es que ninguno se contiene, otro factor importante al momento de mostrar la realidad en lugares alejados con crisis notorias sólo para la mirada de reojo.

Víctor Montoya
En fin, la novela salió en 1993, pero creo que sigue teniendo importantes temas y realidades que denunciar, que revelar. Víctor Montoya, que vivió en carne propia el sufrimiento y lucha de los trabajadores mineros durante la dictadura militar por los 70s, tiene la valentía para narrar este tipo de conflictos, y creo que eso es realmente algo de lo más admirable y respetable en un escritor. 

Una lectura ligera de mucho peso.

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