lunes, 11 de febrero de 2013

Carnavales, clásicos decadentes



¿Qué año nacieron? La verdad no soy particularmente “antigua” pero sé que antes el carnaval era celebrado de otra forma. Sobre todo en las familias, ¡era tan divertido!

Antes de remontarme en el tema de la infancia y ese entusiasmo inquebrantable que tienen los niños, creo que el tema ambiental es lo que más ha impactado en esta celebración. Es algo contradictorio, puesto que suelo defender esas campañas de reciclaje y optimización de recursos primarios cada que puedo. Pero… Ah, uno de los encantos y a la vez maldiciones de los humanos es que muchas veces somos ambivalentes.

En mi infancia, recuerdo baldes de agua, mangueras a toda potencia, globos de agua por docenas y uno que otro “chisguete” o pistolas de agua con los que te podías armar hasta los dientes. Entonces venían los primos, los amigos o los vecinos y se hacía guerra general hasta quedar “sopitas” de agua. ¡Era tan divertido!

Todo el piso terminaba mojado. El interior de la casa también, sobre todo en los baños. ¡Y los baños! Se transformaban en fuertes para cargar municiones y proteger uno que otro caído. Claro que el fuerte más potente era la lavandería, superado solamente por el puesto que a pesar de estar sin protección alguna, era un peligro mortal: La manguera del jardín.

Era inflar globos con agua y agarrar cuantos de fuera posible sin reventarse, aparte colgarte la Super Soaker y los pequeños chisguetes en forma de cocodrilo que iban al cuello y eran de corto alcance.
Recuerdo también todas las caídas provocadas por correr en piso mojado con los zapatos equivocados. Por el entusiasmo casi no dolía.

Y esa sensación de correr chorreando de agua, empapada hasta las medias… Siempre que hubiera sol era divertido, aunque incluso si el viento te hacía temblar, seguía siendo lo mejor del carnaval.

Pero estamos en el 2013. Cada vez el mensaje ambientalista crece y ahora es realmente una barbaridad gastar semejantes cantidades de agua en un solo día. He crecido, ya no soy una niña que corre para mojar a alguien o que escapa para no ser mojada. Mi conciencia ha crecido también, y mis principios me impiden ver el carnaval con los mismos ojos. De vivirlo como lo viví antes.

Dando un paseo por las calles, en lunes de carnaval, me doy cuenta de que no sólo el hecho de haber crecido me impide ver esas viejas costumbres, sino que la costumbre en sí se ha debilitado asombrosamente. Cuando todo el vecindario salía a sus puertas a mojar, veo apenas dos o tres niños esperando mojar a alguien por una calle desierta. Ya no son las mismas “guerritas” de antes.

¿Qué cambió? ¿La cultura? ¿La falta de agua? ¿El clima?
¿Qué?

Sé que es mejor, racionalmente hablando. Es bueno no gastar el agua en vano, sobre todo cuando en lugares muy cercanos no tienen siquiera para la semana. ¿Pero hasta qué punto es en vano? ¿Aquella diversión realmente fue un desperdicio de recursos naturales?

La subjetividad puede ser muy sucia. Me traiciona a veces poniéndome en lugares así. Si me preguntaran si estoy a favor o en contra de jugar con agua, no sé qué respondería. Tendría que pensarlo mucho, más aún cuando la respuesta está a la mitad.

Continuaré con esto… posiblemente mañana. Abordaré un poco de lo que es el martes de ch’alla, el puchero, el festejo en sí y la evolución de las viejas tradiciones, así como en sus significaciones culturales. ¿Qué connota lanzar un globo con agua? ¿Por qué la bebida es indispensable? Todo eso, en mi próximo post.

Espérenlo.

1 comentario:

Emerson Fernández dijo...

Ho! cuantos recuerdos y que bonito los describes. Me sacaste más de una carcajada, en especial por lo del

chisguete en forma de cocodrilo, casi involuntariamente llevé la mano al pecho para ver si aun lo tenia colgado. O_O

Cambios, cambios, cambios ....ummmm no creo que se trate de uno solo. En realidad todo se está transformando.


Supongo que por eso tenemos que disfrutar en el momento y lugar adecuado. Cada época tiene una tendencia marcada.

Un ejemplo:
El movimiento hippie de los 60s en Estados Unidos. Para alguien que nació 20 0 30 años después, al otro lado del

mundo, será imposible vivir esa experiencia con la misma intensidad.

Creo que los cambios son buenos y mucho mejor si tenemos la capacidad de adaptarnos.

Y mira que nos tocó vivir buenas cositas :) pasamos a otro milenio, presenciamos el despertar del internet,

sobrevivimos al supuesto fin del mundo y seguramente la lista sigue y sigue


Ha!" y sobre el tema ambiental. Algo que me disgusta es la moda del ambientalista por tiempo limitado que solo

ejerce determinados días, comparable al católico promedio que va a misas solo en semana santa pfffff.

En fin .....antes de que me reviente una vena en la frente XD cuento hasta 10.

ta tan! nos vmos en próximos comentarios ^^

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