domingo, 22 de junio de 2014

En tiempos del trueque


El trueque, una práctica tan antigua y sin embargo, tan útil y divertida hoy en día. Es curioso cómo esta actividad puede resultar inesperadamente emocionante. Si bien en la antigüedad era la única forma de realizar alguna transacción comercial, ahora es una costumbre tal vez más simbólica que económica.

El proceso es simple, acudes al lugar del intercambio con algún objeto dispensable que pretendas dar a cambio de otro que te pueda ser de utilidad. El valor lo determinan ambos dueños, para ver si es un intercambio que consideren justo. Es enteramente subjetivo, el dinero queda completamente descartado.

El anterior sábado, el ICBA organizó la feria del trueque y el mercadillo de pulgas, incentivando así esta práctica para todo público. Uno podía ir ya con un objeto en mente, o simplemente aventurarse a ver qué se encontraba. Lo cierto es que nunca sabes lo que verás ahí, toda clase de objetos arcaicos, clásicos, internacionales o tan extraños que jamás los habrías imaginado.

Como la frase dice, la basura de unos es el tesoro de otros, puede que algo que tengas en casa y ya no uses, sea justo lo que otra persona anda necesitando. Pero no se queda ahí, el hecho de ver directamente los objetos, e incluso llegar a conocer a sus dueños, puede ser una referencia más allá de lo funcional.

Libros, revistas, accesorios de cocina, adornos, prendas de vestir, CDs o videotapes, puedes encontrar de todo. Personalmente, creo que es mejor acudir sin buscar algo en particular, así te dejas sorprender por todo y estás dispuesto a ver de todo para realizar tu intercambio.

Sobre todo, es un acto simbólico ya que muchos de estos objetos cuentan con la esencia de otra persona. Tienen una historia, cargan con un pasado secreto. Entregar algo que alguna vez acogiste es despedirte de una parte de ti mismo, por muy pequeña que sea. Esto no es nada sencillo, pues el apego emocional puede convertirse en un riesgo en el momento del trueque. Es lo que lo hace tan solidario, e incluso noble. Dos extraños que deciden intercambiar parte de ellos mismos con la esperanza de servir en algo, una hermosa manera de recordar que somos comunidad.

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