jueves, 23 de enero de 2020

Amor III

Nunca antes comprendí la letra de las canciones de amor y desamor que tanto suelen volverse populares. Podía entenderlas, sí, mas sentirlas... Ahora al escucharlas mi corazón también escucha. De alguna manera es reconfortante saber que mis sentimientos son compartidos por muchos. No estoy sola en esto. 

Una vez que la ira se ha ido, llega la tristeza. El dolor que antes podía disimularse o desviarse, me inunda tan rápido que no puedo frenarlo. Antes podía confortarme sola y mantener firme mi decisión. Ya son cuatro días que no podido. El lunes comenzó, luego de intercambiar unas palabras con él y recordar el efecto que podía tener en mí. Me fui casi sin poder contener las lágrimas. Pude distraerme unas horas, y luego, ya no. Mi pecho se atrofió de tal forma que el dolor me desgarró. Llorar no bastaba, respirar no bastaba. Tuve que pedir ayuda.

Realmente, de no ser por mis amistades, una llamada y una visita de emergencia, no sé cuánto me habría derrumbado. Si habría acudido a él, si me habría refugiado en sus brazos. Es fácil perderse en momentos de sufrimiento. Es fácil olvidar la dignidad propia o las promesas hechas a una misma. Me alegra haber pedido ayuda. Gracias a esas personas.

Al día siguiente estuve mejor. Aunque cerca de mediodía volví a llorar y así, de rato en rato hasta hoy. ¿Por qué las cosas tuvieron que resultar así? ¿Por qué no pudimos funcionar? Yo me fui, él no me siguió. Regresé. Volví a irme, tampoco me siguió. Ya no volví. ¿Dónde quedó la pasión y esa determinación de luchar uno por el otro? Ése es mi dolor. No porque no tenga esperanzas de volverlo a intentar, sino porque todavía la tengo. Todavía espero que llegue a mi puerta y me diga que no acepta un no, que está dispuesto a cambiar y a ser el hombre que creo merecer, aunque no lo merezca. 

Pero no. Eso no va a pasar. Es difícil reconocerlo, pero creo que si yo no hubiera dicho que quería la separación, él lo hubiera hecho. Por mucho que lo niegue, él ya se estaba preparando para esto. Por eso creo que no vendrá a mi puerta. Matar la esperanza duele.

El amor es así. Lo conocí por primera vez y lo gocé con creces, fui realmente feliz. Ahora entiendo la contraparte, porque toda la alegría que disfruté ahora la estoy pagando. Hay tantas canciones que cobran sentido ahora. Al menos hay quienes dicen que pasará, el tiempo lo curará. Solo espero que así sea, porque ese dolor persiste, me mata.

Espero mi corazón sane. Espero ser capaz de amar nuevamente con tanta intensidad. Espero madurar lo suficiente para aceptar sus defectos y ser lo bastante fuerte como para corregir aquellos que afectarán la relación. Y espero hacer lo mismo conmigo y mis defectos.

Ama, mientras puedas, ama. Aunque duela, aunque mate y te torture. Ama. 

No hay comentarios:

Archivo del blog