En la vida hay momentos que sencillamente no se pueden evadir. Me gustaría destacar la importancia de detenerse un momento para hacer una evaluación personal de lo vivido hasta ese entonces. Lo digo porque actualmente estoy atravesando una etapa un tanto compleja, irreal a pesar de que sea algo que "a todos puede pasar".
He leído historias difíciles, películas y mangas donde el protagonista debe elegir entre sacrificar algo por un bien mayor o fracasar en su misión altruista. A veces estas historias lo pintan de manera tan clara que es obvio lo que va a hacer y las consecuencias de su propia decisión, algo que parece poco en comparación de su logro. Si en la realidad las cosas fueran tan sencillas, si fuera tan evidente el camino a seguir y las consecuencias de abandonar. Porque ni siquiera es que no se puedan ver, o al menos deducir, es la incertidumbre de saber si se hizo lo correcto por el motivo correcto y de la forma correcta. La realidad es demasiado compleja y creo que apenas lo ando procesando.
Es tiempo de lanzarse a vivir.
Este post es más una reflexión personal que quiero hacer y al mismo tiempo, recuperar algo mío que estaba perdido. En este caso, mi blog. Siento que he guardado silencio demasiado tiempo y no por no tener nada que decir, sino por temor a hacerlo. Ya estoy cansada de vivir con miedo. Disculpen mi falta de práctica, si es que mis ideas están demasiado enredadas o se van esclareciendo a medida que escribo. No voy a editar este texto, va a salir tal cual.
La vida es una serie de decisiones, es el resultado de las decisiones que se han ido tomando día a día, desde qué ropa ponerse hasta qué carrera estudiar. Llegar a estrellarse con una en la que realmente tienes mucho que ganar o perder, es parte de este proceso de construcción personal. Y es que... ¿realmente se gana y pierde en esta vida? Creo que más que eso, son solo cambios ante los que podemos reaccionar de diferentes maneras. "No hay mal que por bien no venga" suele decirse, y puede que sea verdad, pero no necesariamente en esas palabras. Algo bueno puede ser en verdad malo y viceversa, no somos quienes para decir que algo está bien o mal. Es solo un cambio.
Cambio. Esta palabra a la que muchos le tienen alergia. Los cambios suelen evadirse ya que nuestra zona de confort es demasiado cautivadora como para abandonarla. Ah, mas los cambios son inevitables y más a medida que uno va creciendo. Hace unos años decidí aventurarme y hacer un cambio enorme en mi vida, una apuesta total del todo por el todo. Un riesgo que estuve dispuesta a correr gracias a la motivación más grande en esta vida: el amor. Sí, tuve mucho coraje al hacerlo, una valentía que jamás habría imaginado en mi vida. Se sintió tan bien dar ese salto y, por un momento, aterrizar en una recompensa demasiado buena para ser verdad.
Creo que lo que es demasiado bueno para ser verdad, es mentira. No, no existe la vida perfecta, ni la persona perfecta, ni el hombre perfecto. Cuando uno ama debe aceptar a la otra persona con virtudes y defectos. El amor puede hacerte trampa y ponerte una venda para ignorar los defectos, sobre todo en la etapa de enamoramiento. Una debe ser inteligente, determinada y firme, creo que fallé en estas cualidad para identificar a tiempo algo que en la actualidad me anda rebasando.
¿Es demasiado tarde? No. Uno puede cambiar su vida cuando se le venga en gana. No es fácil ni sencillo, pero es posible. ¿Entonces debería atreverme a dar ese paso? ¿De nuevo hacer una apuesta del todo por el todo? Porque decida lo que decida, es claro que tomaré riesgos. A nivel personal esto me desgarra porque siento que, sin importar lo que elija, perderé algo muy preciado y no habrá vuelta atrás. Al mismo tiempo los días siguen pasando y sigo paralizada incapaz de atreverme a expresar lo que mi corazón oculta. Siento que se ha desconectado de mí debido al dolor que estaba sintiendo a inicios del pasado diciembre. Si logro conectarlo de nuevo puede que tenga claro lo que debería hacer, lo que quiero hacer, aunque al mismo tiempo regresará el dolor consecuencia del hecho.
Hay momentos en los que siento que ya me he decidido, pero soy cobarde para asumir esta elección y busco esconderla en el "debo pensarlo hasta despejar dudas". Creo que las dudas no se disiparán tan fácil hasta que decida primero. Y veo atrás y es una maraña de hechos y accionares que ahora cuestiono, ¿por qué no actuamos antes? ¿Por qué no actué antes? Las cosas serían diferentes de haberlo hecho.
Me arrepiento de no haber corregido lo que pude corregir antes y prevenir muchos malestares posteriores. Me culpo por haber dejado pasar tanto y no actuar de una manera firme y segura. También soy responsable de todo lo que atravieso, por eso es tan difícil asumir las consecuencias ahora. Es mi propia reprimenda. Tal vez di por sentado tanto en mi vida que ahora las cosas han dado una vuelta y me escupen en la cara por no haber luchado más, por no haberme esforzado más.
Tal vez todo se solucionaría si me quedaran fuerzas para luchar por algo que es valioso para mí, mas no es así. Y justamente la ausencia de estas fuerzas hacen que me cuestione si realmente aquello es valioso para mí. Si lo fuera, uno sacaría fuerzas a como diera lugar. Pero no es así, mi ánimo no me deja hacerlo y tal vez soy yo misma frenándome porque sé que no es lo correcto para mí.
Pues bien, este post-reflexión se ha vuelto una enredadera de sentimientos y, sorpresa, una nueva muestra de incertidumbre y ninguna decisión tomada. Creo que es suficiente por hoy. Me pregunto si debería dejar este post sin publicar, porque tengo miedo del qué dirán, de quién lo leerá y qué pensará. Sin embargo, comencé a escribirlo justamente porque estaba cansada de callar, así que... aquí está.
Hasta la próxima.
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