Portada: Una especie de pájaro que antes negro, ahora reluce en los
bordes. Está como liberándose de una prisión. Lo interesante es esa mezcla de
negro y blanco en el pájaro.
Primera impresión: Finalmente, la revolución.
Temática inicial: La revolución está en proceso, con ayuda del Sinsajo
podrían derrocar al Capitolio.
Personajes en general: Mucho mejores que en el segundo. Un tanto más
realista.
Estilo narrativo: Sigue netamente descriptivo.
Impresión final: Lleno de merecida acción y suspenso, pero con un final…
Honestamente, al comenzar el
libro tenía muy bajas expectativas. Los primeros capítulos fueron difíciles de
leer, pero a medida que la trama se iba agilizando, consiguió atraparme hasta
terminarlo relativamente rápido.
Es satisfactorio llegar a varios
de considerable acción, indispensables para tiempos de guerra. Una de las cosas
que más me gustó fue que la autora no tuvo reparos en matar a protagonistas.
Eso le da mucha credibilidad a la historia, y deja de ser una de esas típicas
guerras donde los héroes, aunque con heridas, sobreviven victoriosos.
Creo que una de las cosas que más
me llamaron la atención de las repercusiones bélicas fue el aspecto psicológico
que se manejaba. En los primeros libros no había percibido demasiado ese lado,
pero en este último, sin duda, fue un detalle que más hizo relucir a la
historia, y básicamente la rescató de lo que había quedado en En Llamas.
En cuanto a los personajes, si
bien siguen la misma trayectoria floja que les percibía en el libro anterior,
muchos de ellos han logrado sorprenderme. Es un alivio ver que no ha caído en
comercialidades amorosas como Crepúsculo. Varios de los personajes más notables
consiguen un final apropiado, tanto si mueren como si no. Katniss,
evidentemente, se ha reivindicado. Y no en ese papel de sinsajo o chica fría
pero emocionalmente inestable con complejo de culpa, sino en su imagen como
resultado de una guerra. Ella sigue siendo la que cuenta la historia en primera
persona, pero mucho de lo que transmite el libro no lo dice ella, sólo lo
observa, sin darse cuenta. Detalles implícitos que nuevamente hacen que me
sumerja con admiración a ese mundo futurista de Panem.
Peeta también se ha elevado de su
baja participación en el segundo libro. Menos mal, es uno de los personajes que
más me gustan, aunque recalco que ninguno consigue cautivarme lo suficiente
como para recordarlos. Lo que Collins ha hecho con Peeta no es muy común, pero
es lo justo respecto a una historia demasiado idealizada. Claro que podría
haber explotado mejor, ya que al final directamente todo resulta mejor. Pero
bueno, hubo momentos en que realmente percibí las emociones que él provocaba, y
eso me agrada mucho.
No mencionaré de nuevo la forma
de escritura de la autora. Eso ya lo hice en las anteriores críticas de la
saga. En todo caso, creo que convendría mencionar el final, sin adelantarlo por
si algún lector no quiere que se los arruine. Sólo diré que el final del libro,
en cuanto a forma, es similar a los anteriores. Parece más como si terminara un
capítulo, y no la historia. Es algo decepcionante, lo sé. En todo caso, me
parece que no menciona el otro detalle que más me ha impresionado de este
libro. Un detalle que va en función de las repercusiones de la guerra que en
muy pocos casos es planteado de esa forma. Creo que se lo percibiría con la
simple mención del Capitolio. En mi opinión, se queda bastante corto.
Pero bueno, me complace mucho que
la autora haya agregado esos rasgos propios de una guerra real, con humanos de
verdad, no sólo héroes, villanos o víctimas. Me estoy refiriendo al distrito 13.
Para mí, todo lo que ese distrito conlleva hace que la historia valga la pena,
y sin importar el pobre final que se le ha dado a la trilogía, ese distrito
podría llevarnos a pensar en muchas cosas más, podría dar lugar a muchos más
libros.
Además, es un futuro donde
nuevamente se plantea el papel de los medios, y la controversia que gira en
torno a ellos. Desde 1984 creo que no ha habido una obra que genere tanto
debate en el contexto de comunicación. Aunque me estoy adelantando, pues todavía
no he escuchado nada en relación a esta saga, pero estoy segura que con el
tiempo y la expansión de público de los libros, ese papel no pasará
desapercibido. Y no me refiero al uso concreto que le dan a los medios, cuyas propos me recuerdan a la teoría kitsch, jaja.
Sino al uso simbólico que tienen. No por nada llamaron cierta vez a los medios
de comunicación el cuarto poder. Como próxima comunicadora que soy, es algo que
no pasa desapercibido, por más que no lo mencione el libro. Es uno de los
aspectos que también le dan mucha importancia a la historia, desde el primerlibro.
Para terminar, he comenzado a
leer este libro con reticencia, me ha costado llegar hasta las partes
interesantes. Pero superado eso, creo que de verdad, en relación al segundo,
este libro es casi tan importante e impresionante como Los Juegos del Hambre.
Si bien no hice recomendaciones para leer el segundo libro, las hago ahora para
invitarlos a leer toda la saga. Incluso si el segundo es de pura transición,
igual es indispensable para poder comenzar Sinsajo.
Suzanne Collins |
Como resultado final de la saga,
es impresionante el universo que ha creado Collins, aunque se limite a una
pequeña porción del mundo. La historia central sigue sin entusiasmarme, aunque
los giros del final han hecho que la tome más en cuenta. La historia de fondo
es lo que más me sorprende y atrapa. El Capitolio, los distritos, el 13, y los
juegos del hambre. Tan peligrosamente cerca, surrealista, pero todavía
realista. A fin de cuentas, no puedo decir que he disfrutado mucho su lectura, mas
puedo afirmar que no me arrepiento de ellas. Ni por si acaso.
Bravo por Collins.
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