miércoles, 3 de octubre de 2012

Book review: En llamas (Suzanne Collins)



Portada: Una especie de pájaro dentro un anillo pero que sobresale. Alguien se liberará de una prisión. El pájaro es negro ceniza, esa persona sufrirá mucho.
Primera impresión: Inicios de la esperada revolución contra el Capitolio.
Temática inicial: Comienzan a haber levantamientos en los diferentes distritos, por fin se deciden a retomar Panem.
Personajes en general: Algunos son fuertes, pero temo que los principales se me han desmoronado.
Estilo narrativo: Descriptivo, nada más.
Impresión final: Un libro de pura transición entre el primero y el último, sin mucho que decir.


Al terminar de leer Los Juegos del Hambre, pensé que las historia apenas comenzaba, que será toda una revolución, pero con R mayúscula. Porque claro, luego de leer el primero es obvio que algo tiene que pasar con esa sociedad. 

Efectivamente, desde el primer capítulo ya se ven indicios de esa revolución, lo que me dejó muy satisfecha, en un principio. Es verdad que el presidente Snow es un villano original, entre lo surrealista y lo macabro, y Collins ciertamente es capaz de darle esa naturaleza despiadada. Su intelecto es algo que me asombraría, de no ser por un pequeño detalle: Como es Katniss quien nos cuenta la historia en primera persona, la manera de pensar de Snow se vuelve neta suposición y de alguna forma todo queda reducido a las susceptibilidades de la chica. A estar alturas temo que si leo el tercer libro me decepcionaré con alguna revelación sobre Snow que echará a caer todo lo construido en esta segunda parte.

Pero bueno, hablemos de los personajes. Ya había mencionado que ninguno me cautiva en realidad, que no me disgustan, pero que no los recordaría tampoco. Para mal de males, si bien en el primer libro me ha sorprendido y gustado mucho la personalidad de Katniss, hasta cierto punto, en esta segunda entrega he perdido todo interés por ella. Para ser la “heroína” de esta saga, la encuentro demasiado exagerada y, hay que decirlo, bastante tonta. Desde un inicio del libro se notan muchas cosas, puedes anticipar incluso el final. Pero la joven no hace más que reducirse a su trágico sufrimiento y no ver las cosas que están delante de sus narices. Está demasiado victimizada, que en algunos casos sirve de mucho, pero aquí, le quitan toda la intensidad y fuerza del primer libro. Decepcionante.

Por otro lado, los demás personajes son rescatables. Collins trata de abarcar mucho en muy poco espacio, porque son tantos nombres y tan poco lo que se habla de los principales tributos, que sólo llegas a ver una pequeña parte de personajes realmente prometedores. Ah, y lo que más me ha molestado, es que varios de los principales pierden protagonismo. Eso no sería tan malo de no ser porque se pretende que sigan siendo protagonistas. Peeta, por ejemplo, que relució tanto al principio, es transformado y reducido casi tanto como Katniss. Prácticamente no hace nada.

La narrativa, como también ya había mencionado, es completamente descriptiva. Es buena, claro, pero tal vez demasiado objetiva. Es decir, sigo sin encontrar frases trascendentales, expresiones realmente fuertes, llenas de vida. Todo es muy frío, incluso para Katniss. Para ser un libro que trata temas tan universales y realmente extraordinarios, no está explotando la prosa que maneja.

En el primer libro, lo que más me había impacto era Panem, los distritos, el Capitolio, y los Juegos del Hambre. Todo ese mundo, el futuro del nuestro, me impresionaba tanto. ¡Collins es una genio al crear algo así! Pero es por toda esa expectativa, por toda esa ilusión de ver una historia lo suficientemente prometedora como para pasar por alto todo lo demás, que este libro terminó siendo horriblemente decepcionante.

No quiero adelantar nada, ni mucho menos arruinarles el final, pero llega un punto en la historia en la que pensé que no daba, que algo más tendría que pasar, que la R mayúscula ya estaba presente. ¡Sólo por eso leeré la continuación! Ya no por Katniss, ni Peeta, ni siquiera por Snow. Y temo tanto que no llegue a ser suficiente. Es como lo principal en la saga, y creo, por el grosor del tercer libro, que terminará apenas empiece.

Insisto en recomendar la saga, al menos la primera parte. De esta segunda no saco nada que no se haya tocado ya en la primera. Mi consuelo es saber que sólo me falta uno para terminar la historia. Si es que termina allí. Porque el final, nuevamente, es tan cortante, tan brusco, que parece que sólo separaron dos capítulos y dijeron “hasta aquí el segundo”. Creo que no habría inconvenientes demasiado fuertes si juntáramos los tres tomos. Tendré que leer el último para confirmarlo.

Mis palabras finales son para el primer libro. Recomiendo mucho esa primera entrega. Ya depende de cuánto la disfrutes para leer esta continuación, que en mi opinión no es más que una estación para generar más deseos de adquirir el último.

Si felicito a Collins es por crear Panem, y esa lógica tan dura, probable y concientizadora que maneja esa sociedad futurista. 
 Nada más.

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