Esta enfermedad
existió desde siempre. Todos estamos constantemente expuestos a ella. Fue
descubierta por el doctor Francisco Occihuzzi, un médico bastante reconocido en
su medio.
¿Qué es la
broncemia? Deriva del bronce. Sin que nos demos cuenta se introduce lentamente
en nuestro organismo, bloqueando con el tiempo los oídos y llenando de vez en
cuando los bolsillos con peso innecesario. Cuando el bronce ha invadido el
corriente sanguíneo, la persona en cuestión comenzará a creerse una estatua
ubicada en un sitio importante que todos admirarán y contemplarán al pasar.
Los que están más
propensos a esta enfermedad, van desde intelectuales, médicos, políticos,
abogados, empresarios, deportistas hasta feministas.
La broncemia tiene
tres síntomas fundamentales: La “diarrea mental”, la “sordera interlocutoria” y
el “reflejo cefalocaudal”. Para aquellos que no conocen los términos aplicados
en la medicina, éstos son fácilmente reconocibles a simple vista: La persona
que padece broncemia no dejará de hablar, no escuchará a los demás y caminará
siempre en una postura en extremo erecta, levantando la cabeza.
Tiene dos etapas
primordiales: El importantismo, cuando el enfermo no puede renunciar a la idea
de creer que es mejor que los demás, y la inmortalitis, cuando asume por
completo el complejo de dios. Son fases severas. Existen ya distintos
tratamientos para sanarlo, no obstante se ha comprobado que no resultan igual
de efectivos para las diferentes personas.
Existe también el
caso de la hipobroncemia. La persona que la sufre carece de bronce, y a menudo
se comportará como si no valiera nada. Su complejo es de un dios caído en
desgracia que detesta ser una carga para los demás y se esfuerza por pasar
desapercibido.
Si conoce a alguien que podría
padecer broncemia, explíquele con delicadeza la gravedad de su condición. Esta
enfermedad puede terminar con la vida de muchos, no permita que eso le pase a
usted o que afecte a sus seres queridos. Para más información, por favor visite
este enlace.
Fuentes: La-broncemia--enfermedad-propia-de-los-que-mandan y Leonardo de la Torre.
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