Dicen que el apoyo incondicional
de la vida viene de tu familia. Esto seguramente no se aplica en todas, pues desde
problemas intrafamiliares hasta casos de migración, pueden ocasionar cierta
desvinculación en los cimientos de lo incondicional.
Cuando un apoyo es incondicional,
significa que no debe esperarse nada a cambio de ese apoyo. No es un proceso de
negociación. “Te ayudo si me ayudas en la próxima”, “te escucho si me escuchas
después”. De alguna manera es satisfactorio el brindar esa clase de apoyo
porque justamente estás ayudándole a alguien y cooperando con su proceso de
desarrollo. Claro que esa satisfacción vendría a darse en un aspecto individual
y por ende, al ayudar a otros estarías en realidad aumentándote el autoestima,
rompiendo así el “sin esperar nada a cambio”. Mas esta suposición es
terriblemente oscura puesto que eclipsaría toda intención buena y por lo tanto,
la dejaremos ahí.
La familia es aquella que debe
apoyarte porque es básicamente una obligación. “Te quiero porque soy tu madre”.
No obstante, ésa no es la familia de la que estoy hablando. Me refiero al
conjunto de personas que te consideran alguien válido – que vale la pena – y que
por tanto estarían dispuestos a lo que sea por tu bienestar. Esta familia no
trae el prejuicio del afecto por obligación, ni mucho menos algún lazo
sanguíneo que pueda justificar un chantaje. Se trata de un afecto puro, un amor
honesto, compuesto de verdadera humanidad.
Puedo decir que ya he encontrado
ese conjunto de personas para mí, justamente en mi familia sanguínea. Mis papás
y mis herman@s. Y debo decir que incluso eso, puedes hacer una mella real en tu
vida social, pues al tenerlos como prioridad he renunciado a muchos momentos
que podría haber pasado con mis amigos. No me arrepiento, desde luego, lo malo
es que con el tiempo los amigos dejan de invitarte a tantas ocasiones como
antes. Es el precio de tu decisión.
Cuando la familia es primero,
realmente es lo primero, lo incondicional, y hay un precio que pagar ante este
hecho. Tampoco hay que ser maniqueísta y cerrarte por completo a ese círculo
familiar, no obstante, su importancia influye en las demás relaciones sociales.
Decisiones y más decisiones.
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